Amnistía Internacional publica una galería de 30 testimonios de defensoras/es de los derechos humanos, entre quienes se encuentra la activista saharaui Aminetu Haidar.
Con el nombre: Defensores. Testimonio obstinado. Sofia Moro utiliza la fotografía como línea de introducción al testimonio de 30 personas de todo el mundo, que defienden los derechos humanos.
Fuente: Amnistía Internacional.
"Mi crimen era haber ejercido mi derecho a manifestar mi protesta contra la represión y la arbitrariedad de las fuerzas de ocupación marroquíes”
AMINETU HAIDAR.
SÁHARA OCCIDENTAL
Esta activista de 39 años y madre de dos hijos cuenta que fue detenida por primera vez en 1987 por participar en una protesta contra la ocupación del Sáhara Occidental cuando una comisión de la ONU visitaba la zona.
Desaparecida y torturada durante casi cuatro años, detenida en numerosas ocasiones y padeciendo vejaciones por parte de miembros de las fuerzas marroquíes, no ha dejado de luchar de manera pacífica. “Es un milagro que siga con vida, porque soy una mujer agotada físicamente de tantos años de desaparición y encarcelamiento, tanta tortura y tantas vejaciones. Pero aquí estoy y seguiré luchando con todas mis fuerzas, sabiendo que estáis allí luchando por nosotros. Estoy segura de que los niños saharauis refugiados en Argelia volverán a su tierra liberada”.
Participó en las manifestaciones de mayo de 2005 para denunciar el aumento de la represión marroquí, que causaron decenas de detenidos, encarcelados, torturados y alguna muerte, y volvió a ser apaleada y detenida: “Mi crimen era haber ejercido mi derecho a manifestar mi condena y mi protesta contra la represión y la arbitrariedad de las fuerzas de ocupación marroquíes contra los civiles saharauis que expresan desde hace tantos años su rechazo a la ocupación, reivindicando de manera pacífica el respeto de los derechos humanos en el Sáhara Occidental, la liberación de los presos de opinión y la vuelta de los desaparecidos vivos o muertos”.
Participó en las manifestaciones de mayo de 2005 para denunciar el aumento de la represión marroquí, que causaron decenas de detenidos, encarcelados, torturados y alguna muerte, y volvió a ser apaleada y detenida: “Mi crimen era haber ejercido mi derecho a manifestar mi condena y mi protesta contra la represión y la arbitrariedad de las fuerzas de ocupación marroquíes contra los civiles saharauis que expresan desde hace tantos años su rechazo a la ocupación, reivindicando de manera pacífica el respeto de los derechos humanos en el Sáhara Occidental, la liberación de los presos de opinión y la vuelta de los desaparecidos vivos o muertos”.
El 13 de diciembre de 2005 un tribunal marroquí la condenaba a siete meses de prisión y a sus trece compañeros a penas de hasta tres años de presidio, en unos procesos claramente irregulares. Tras meses de presión sobre el Gobierno de Marruecos, numerosas organizaciones, entre ellas Amnistía Internacional, exigieron la liberación de Aminattou y de muchos otros presos de conciencia recluidos en las cárceles marroquíes, y la dirigente saharaui fue liberada en enero de 2006. Ni las torturas, ni el encierro cambian sus exigencias: el derecho de autodeterminación, el esclarecimiento del destino de miles de desaparecidos, el cese de la persecución de los defensores de los derechos humanos, la condena de los culpables, así como la libre entrada y circulación de los observadores internacionales y de los medios de comunicación a los territorios del Sáhara Occidental.
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